La enfermedad de Parkinson (EP) es una alteración neurológica caracterizada por la pérdida prematura de algunas células del cerebro muy especializadas.
La enfermedad de Parkinson suele comenzar entre los 50 y 65 años de edad, aunque existe un número reducido de casos antes de los 40 años y se le llama Parkinson juvenil. Puede presentarse tanto en hombres como en mujeres y en todas las razas. No es hereditaria ni contagiosa. Si bien esta enfermedad dificulta el movimiento, no causa parálisis. Aunque la EP es un padecimiento crónico, puede ser tratada y controlada eficazmente.
Instituto Nacional de Neurologia y Neurocirugia "Manuel Velazco Suárez"
http://www.innn.salud.gob.mx/interna/medica/padecimientos/parkinson.html
Prácticamente todos los síntomas de la EP aparecen lentamente y sin seguir un orden en particular. De hecho, pueden transcurrir muchos años antes de que los primeros síntomas, como el temblor o la dificultad del movimiento, lleguen a ser algo más que una molestia.
Los síntomas típicos de los pacientes con EP son:
Temblor de Reposo: Frecuentemente es el síntoma inicial, comienza en una extremidad y después se generaliza en todo el cuerpo.
Rigidez (Hipertonía): Es otra de las primeras manifestaciones que presentan los pacientes con EP. Los músculos están rígidos y poco flexibles.
Lentitud (Bradicinesia): Los movimientos se hacen muy lentos, ocasionando que el paciente se tarde el doble de tiempo o más en realizar actividades, por sencillas que éstas sean.
¿Cuáles otros síntomas se pueden presentar?
Trastornos de la marcha: Se caracteriza por ser en pasos pequeños. Se pierde el balanceo normal de los brazos al caminar.
Trastornos del Equilibrio: Debido a las alteraciones de movimiento, los pacientes con EP tienen problemas para mantener su centro de gravedad estable y por lo tanto, están sujetos a caídas frecuentes, o pérdida del equilibrio mientras están parados o caminando.
Seborrea: La cara y el cuero cabelludo tienen más grasa.
Sialorrea: Se presenta exceso de saliva.
Inexpresividad facial: La cara pierde su mímica habitual.
Alteraciones de la voz: La voz se hace lenta, con tono bajo y ronco.
Depresión: En algunos pacientes con EP se observan alteraciones del estado de ánimo como tristeza y depresión.
El paciente que presenta esta enfermedad ve alterada, sobre todo, su funcionalidad: las actividades cotidianas las realiza con mayor dificultad y el vestirse, bañarse, abotonarse, rasurarse, peinarse, darse vuelta en la cama, utilizar los cubiertos, cocinar, manejar, etc., le toman más tiempo y puede llegar a resultarle imposible; esto hace que el paciente se aísle y se haga dependiente, así mismo su estado de ánimo se ve muy afectado.
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El ejercicio físico, la gimnasia, la fisioterapia, actividades recreativas como natación, caminata, ayudan a conservar la actividad motora, a mejorar la postura, la marcha y sobre todo, a evitar la inmovilidad y la dependencia.
La rehabilitación física ayudará al paciente a cambiar de actitud, favoreciendo su independencia en las actividades cotidianas.
La rehabilitación física no intenta enseñar nuevos movimientos, sino regresar a patrones de movimientos sustituidos por movimientos parkinsonianos.
Usted puede ayudarse a sí mismo manteniéndose lo más activo que pueda y siguiendo todas las recomendaciones de su médico. Es importante que conozca y se informe acerca de la enfermedad, que participe activamente en los programas de rehabilitación física, que se integre a un grupo de apoyo, que esté en contacto con otros pacientes, con amigos y familiares, de tal forma que no se aísle y aprenda a vivir con la enfermedad.
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